DÍA DE LA MUJER – UNA MIRADA A LA EQUIDAD DE GÉNERO EN LO LABORAL. MARZO 2020

En este día de la mujer, es importante reconocer algunos progresos que se ha tenido en materia de género en nuestro país, por ejemplo, la creación en el año 2016 Ministerio de la Mujer,  2018 del comité de la Eliminación de Toda Forma de discriminación en Contra la Mujer, la reciente Ley Gabriela,  pero es indiscutible que aún falta mucho por hacer.

Estamos viviendo la “4ta ola” feminista a nivel mundial y eso como sociedad nos hace interrogarnos, sobre la equidad de género en sus distintas dimensiones y por supuestos en la amplia gama de demandas sociales.

Si revisamos la historia hoy las mujeres estamos mejor que nunca, con un poder individual que se fortalece aún más en lo colectivo. Sin embargo, estos progresos aún están al debe en todo ámbito, pero quiero dar foco a temas laborales.

Revisando cifras, Chile se encuentra en el 5to lugar mundial, en brechas entre géneros según la OCDE, un solo ejemplo de ello, diferencias salariales entre hombres y mujeres, que, por el mismo trabajo, la brecha se encuentra en un 21,1%. El promedio en los países miembros de la OCDE es de un 14, 3% (datos emitidos por OCDE 2019). Según los datos que maneja la División de Asuntos de Género de la CEPAL, las mujeres en nuestro país con 0 a 3 años de educación tienen salarios similares a sus colegas hombres, sin embargo, mujeres con más de 13 años de educación, es decir técnicas o profesionales, la diferencia salarial es de 30% en comparación, con los hombres con el mismo nivel educacional. Mientras más educación más brecha. Específicamente indican que la brecha salarial, en nuestro país, entre hombres y mujeres en general es de un 12,4% (Cepal 2020).

No es un secreto, que las barreras de estos y otros problema son culturales y asociados a los roles de género, base de las creencia educativas e idiosincráticas.

En mi experiencia profesional, apoyando a diario a la reinserción laboral  de hombres y mujeres  profesionales, me doy cuenta de  distintas situaciones, que han evolucionado a mi juicio positivamente, por ejemplo una mayor preferencia de hombres profesionales por  conciliación familia y trabajo, planificación con la pareja del tipo de trabajo a optar para la compatibilidad de responsabilidades doméstica y familiares, mayor permanencia o retorno de mujeres profesionales a la vida laboral, entre otros escenarios. Vislumbro luces de cambios que aún no son mayoría, los cuales se dejan ver en los discursos tanto de hombres como mujeres. Sin embargo, coincido con la historiadora María José Cumplido que al escucharla, me hace sentido, lo que expone como incongruencia entre “..que las mujeres tienen mayores derechos que antes, pero mantiene los mismos deberes que antes”.

Claramente para avanzar en éstas materias hay que hacer un trabajo desde espacios privados hacia lo público y viceversa, desde actos simples como conversación entre hombres y mujeres, declarar e implementar acuerdos, para ir cumpliendo desarrollos laborales anhelados. Si vamos avanzando, para generar igualdad de oportunidades, necesitamos visibilizar derechos, flexibilidad en el pensar, reflexionar en nuestras responsabilidades y el impacto de nuestras acciones para permitir cambios paulatinos que luego impacten en  nuestra sociedad y a su vez, como desde espacios sociales intervenidos desde distintos ámbitos, impactan en lo privado, para promover estos cambios.

Las igualdades de oportunidades en el trabajo se trabajan desde políticas públicas que favorezcan la mirada de desarrollo de nuestra sociedad, porque todo lo que tenga que ver con mujeres afecta al bienestar social. Si los cambios van más lentos de lo requerido en este tema, la responsabilidad es también compartida estado- empresa/organización.   Si tienes una posición de liderazgo en una organización y poder de decisión independientemente,  si eres hombre o mujer, comienza por  creer, aplicar, promover e incentivar cambios que permitan permear y traspasar al ejercicio de prácticas concretas en los trabajos, por ejemplo: flexibilidad laboral, diversidad en los equipos de trabajo, tolerancia cero al acoso laboral y sexual, promover el post natal en hombres , salarios y beneficios, capacitación, calidad de vida, felicidad, coordinar redes de apoyo sobre todo a  grupos vulnerables,  etc. Culturas organizacionales que ponen el foco en sus colaboradores, que son capaces de alinear la estrategia de personas con las del negocio, que promueven la diversidad, la inclusión, equidad, identificación y aplicación de valores, junto con el sentido de propósito, presentan incidencias directas en la calidad de vida de las personas junto con la rentabilidad. Si los y las líderes entienden esto, no solo como tendencias rentables, sino también como tendencias asociadas con los cambios culturales que vivimos, es un paso a favor a la igualdad de oportunidades y a convertirse en agentes de cambios propositivos.

Tanto mujeres y hombres son responsables desde lo privado hacia lo púbico en equidad laboral, al mismo tiempo como todos los cambios que se quieran proponer, es un trabajo conjunto de diálogo permanente, escucha activa, de crear vínculos de relación, respeto, acciones coordinadas coherentes con las necesidades actuales.

En mi rol como mujer profesional trabajando con y para personas, me permito desde ésta pequeña tribuna para aportar en la visibilidad de esta problemática e instalar la reflexión en aquellos (as)  que hoy o en un futuro próximo tendrán incidencias en tales prácticas. Mi aspiración es no solo quedarme en la vida contemplativa sino también en una vida que puedo contribuir con acciones concretas en otros y otras.

Andrea Arueste| Directora Ejecutiva Ariel Job Center.

8 de Marzo 2020.